Spiridonov, el ruso que quiere trasplantar su cabeza a otro cuerpo

17/04/2015 - 12:00 am
Valery Spirinov ha superado la expectativa de vida de las personas con su condición. Foto: Twitter @russiabeyond
Valery Spirinov ha superado la expectativa de vida de las personas con su condición. Foto: Twitter @russiabeyond

Ciudad de México, 17 de abril (SinEmbargo/HuffPost).- Tiene atrofia muscular espinal (AME) y ha superado ya la esperanza de vida para personas con su condición. Su futuro no es alentador y por ello está dispuesto a someterse a una cirugía que nunca antes se ha realizado en humanos: un trasplante de cabeza.

Esta semana el ruso de 30 años, Valery Spiridonov, anunció que se ha ofrecido como voluntario para una operación en la que su cabeza será trasplantada a un cuerpo sano uniéndola por la espina dorsal. Sin duda suena a ciencia ficción, y por supuesto, la controversia en torno a esta idea no se ha hecho esperar.

El trasplante de cabeza de Spiridonov estará a cargo del cirujano italiano Sergio Canavero, quien cree que el procedimiento podría realizarse con éxito en 2016, según publica el diario República. Para la cirugía que se prevé podría tener una duración de 36 horas, se necesitará un equipo de 150 doctores y enfermeras dentro del quirófano.

Se estima además que el costo de la intervención ascendería a unos 10.3 millones de euros (más de 10 millones de dólares).

Aunque Spiridonov “confía en que todo salga bien” o en que al menos este experimento “sea útil para la ciencia y el futuro de la medicina”, son varios los críticos que afirman que no se sabe qué sucederá con la mente del voluntario si es que el trasplante resulta “exitoso”.

“Mi madre es psicóloga infantil en un centro de rehabilitación para niños que han atravesado por situaciones complicadas”, comentó Spiridonov, añadiendo que él se encuentra preparado mentalmente para el procedimiento. “He pasado desde hace tiempo todas las consultas necesarias”.

El cirujano Hunt Bajter, presidente de la Asociación Americana de Cirujanos Neurólogos, no dudó en comentarle a The Independent que existen serios peligros si se realiza esta intervención. “Si algo sale mal, hay un montón de cosas peores que la muerte”, señaló.

Por su parte, Carlos Ruíz Ocaña, presidente de la Sociedad Española de Neurocirugía, le explicó a ABC.es que él cree imposible que la ciencia pueda trasplantar una cabeza humana y que ésta consiga controlar su nuevo cuerpo.

“Trasplantarla como tal es posible, sólo hay que unir las arterias –que envían la sangre al cerebro– y las venas –que la sacan–. Eso es lo fácil, lo difícil es unir el cerebro con la médula de forma efectiva”, indicó Ocaña.

Según publica The Independent, el único precedente que existe de una operación similar se produjo en 1970, cuando un médico trasplantó la cabeza de un simio al cuerpo de otro. Ocho días después del experimento, el animal murió porque el cuerpo rechazó la nueva cabeza y el simio no fue capaz de respirar ni de moverse.

“Ésta es mi decisión final y no pienso cambiarla. ¿Miedo? Claro que lo tengo, pero si no lo intento mi futuro puede ser aún peor”, reveló el paciente, de 30 años a la televisión rusa de Zvezdá.

El programador comparó el procedimiento al que será sometido con la conquista espacial: “Este experimento es un gran avance científico que está al mismo nivel que el vuelo de Gagarin”.

“He recibido la invitación del doctor Canavero, que está de acuerdo en realizar la operación. Ahora lo importante es encontrar los medios para participar”, continuó

Spiridónov agregó que psicológicamente está preparado para la operación. “He pasado desde hace tiempo todas las consultas necesarias, mi madre es psicóloga”.

La operación

Fue a principios de marzo cuando Sergio Canavero, del Grupo de Neuromodulación Avanzada de Turín, Italia, anunció sus intenciones de tener listo el primer trasplante de este tipo para el año próximo, luego de encontrar la manera de fusionar la médula espinal y evitar que el sistema inmunológico del cuerpo rechace la cabeza.

Esta sería la primera vez que un transplante de este tipo se realice en humanos, pues en animales los primeros intentos se dieron alrededor de 1954, cuando el cirujano soviético Vlasimir Demikhov trabajó con perros, de los que transplantó la cabeza y patas delanteras de un cachorro al cuerpo de un can más grande. Tras varios experimentos, los perros sólo lograron sobrevivir de dos a seis días.

Posteriormente, en 1970, un equipo dirigido por Robert White de la Escuela de Medicina de la Universidad Case Western Reserve, en Cleveland, Ohio, logró transplantar la cabeza de un mono al cuerpo del otro, pero debido a que no unieron la médula espinal, el primate no podía moverse, aunque sí respirar de manera artificial. El chango logró sobrevivir nueve días hasta que su sistema inmune rechazo la cabeza.

A inicios de este mes, Sergio Canavero publicó el protocolo de la operación en la revista Surgical Neurology International, la cual consiste en primera instancia en enfriar la cabeza del receptor y el cuerpo del donante para extender el tiempo que las células puedan sobrevivir sin oxígeno. Luego el tejido alrededor del cuello se diseca y los principales vasos sanguíneos se unen mediante pequeños tubos, antes de cortar la médula espinal de cada persona, explican en New Scientist.

Una vez que la cabeza es trasladada al nuevo cuerpo, el médico piensa usar un químico llamado Polietilenglicol para poder fusionar ambos extremos de la médula e inyectar el cuerpo con esta sustancia durante las siguientes horas.

Posteriormente los músculos son suturados y el paciente se mantiene en coma durante las siguientes tres o cuatro semanas para que no pueda moverse. Cuando despierte, según el médico, podrá mover y sentir su cara, así como hablar con la misma voz. Con ayuda de fisioterapia, será capaz de caminar en un año.

Las intenciones de Canavero han sido altamente criticadas por lo invasivo del método y las implicaciones éticas, sin embargo, él lo defiende: “Si uno tiene una enfermedad degenerativa, no hay un problema ético. Con pacientes de este tipo, el trasplante se hace, y punto. No me interesa lo que piensen otros”, dijo a ABC.

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